Visitar la República Dominicana es como entrar en el paraíso. Más de 1.600 kilómetros de costa donde se pueden encontrar las mejores playas del mundo salpicado por magníficos hoteles y complejos turísticos dispuestos, no sólo a hospedarte, sino a hacerte sentir dueño del mundo. Cada uno de ellos ofrece un sinfín de alternativas en el campo del lujo deportivo y del entretenimiento.
Puedes, por ejemplo, disfrutar de su vida nocturna y bailar ese abrumador y contagioso «merengue Dominicano» o la «salsa brava» caribeña. También puedes probar la maravillosa variedad que te ofrece la gastronomía dominicana o sumergirte en las aventuras que encontrarás a tu alcance en cada esquina de esta isla de fantasías.
Hay tantos lugares que puedes visitar en la República Dominicana que querrás regresar una y otra vez: si eres amante del golf, encontrarás aquí más de 20 campos diseñados por famosos proyectistas, bordeados por magníficas costas y enmarcados por exuberantes montañas, iluminadas al atardecer por una cortina celestial multicolor, justo cuando el sol se despide para que comiences las mejores fiestas tropicales que hayas soñado.
República Dominicana es el paraíso ideal para una romántica luna de miel o para experimentar una verdadera historia de amor en el Caribe tropical. Es imposible no visitar la ciudad de Santo Domingo, la ciudad más grande, acogedora y animada del Caribe y América Central, que ha sido declarada, por la UNESCO, como Patrimonio de la Humanidad.
Por supuesto que, también, será inolvidable un día en Punta Cana. Este es el punto de encuentro entre el Atlántico y las aguas del Mar Caribe. Acostado sobre la arena, mientras te dejas arrullar por las apacibles olas del cristalino mar azul cobalto, puedes disfrutar de los mejores cocteles o bebidas que hayas ordenado y que te serán servidas donde te encuentres.
Si te gusta la selva virgen, debes visitar Samaná. Esta es una tierra salvaje regada por riachuelos con cascadas, bahías y montañas que puedes explorar en una inolvidable experiencia de eco-turismo de aventura. Las playas de Samaná son tranquilas, como piscinas, donde puedes practicar los deportes acuáticos que más te gusten.
Te encantará tanto la magia del Caribe que correrás el peligro de no querer regresar más a casa; tendrás que correr el riesgo de querer quedarte aquí por el resto de tu vida. Bienvenido a la tierra que lo tiene todo.