¿Qué es el abancalamiento y para qué sirve?

Descubre en qué consiste el abancalamiento, cómo se aplica en terrenos agrícolas y qué beneficios aporta al medio ambiente

abancalamiento

El abancalamiento es una técnica agrícola ancestral que ha sido clave para aprovechar terrenos inclinados o montañosos con fines de cultivo. Aunque pueda sonar como un término técnico poco conocido, lo cierto es que muchas zonas del mundo han utilizado esta práctica durante siglos para transformar pendientes en espacios cultivables. Desde las terrazas andinas hasta los bancales mediterráneos, el abancalamiento sigue siendo una solución eficaz, sostenible y muy valorada en la agricultura tradicional y moderna.

En este artículo te explicamos qué es el abancalamiento, cómo se hace, dónde se utiliza y cuáles son sus principales ventajas para la tierra, los cultivos y el medio ambiente. Si te interesa la agricultura, la jardinería o la sostenibilidad, este término debería formar parte de tu vocabulario.


¿Qué significa abancalamiento?

El abancalamiento es una técnica de modificación del terreno que consiste en crear terrazas o bancales sobre una superficie con pendiente, con el objetivo de nivelar el suelo y hacerlo apto para el cultivo. Estas terrazas se construyen en forma de escalones horizontales, sostenidos por muros de piedra o tierra, que ayudan a retener el agua y evitar la erosión.

El término proviene de la palabra «bancal», que se refiere a una franja de tierra cultivable delimitada en una pendiente. Así, abancalar o hacer un abancalamiento significa convertir una ladera o cuesta en una serie de bancales cultivables.


¿Para qué se utiliza el abancalamiento?

El abancalamiento se utiliza principalmente en terrenos montañosos, colinas o laderas con desniveles marcados, donde sería muy difícil o peligroso plantar directamente. Su objetivo principal es:

  • Aprovechar el terreno inclinado para cultivar.

  • Evitar la pérdida de suelo por efecto de la lluvia o el viento.

  • Retener mejor el agua, favoreciendo la humedad en las raíces.

  • Facilitar el trabajo agrícola al disponer de superficies planas.

También se emplea en jardinería en zonas urbanas, especialmente cuando se construyen jardines verticales o terrazas escalonadas para mejorar el diseño y el aprovechamiento del espacio.


¿Cómo se hace el abancalamiento?

El proceso de abancalamiento requiere un trabajo previo de observación del terreno, planificación y, en muchos casos, esfuerzo físico. Estos son los pasos básicos para crear bancales en un terreno inclinado:

  1. Estudio del terreno: Se analiza la pendiente, el tipo de suelo y la dirección del agua de lluvia.

  2. Trazado de líneas de nivel: Se marcan las franjas horizontales donde se construirán los bancales.

  3. Excavación del terreno: Se rebaja parte del suelo y se traslada para nivelar la terraza.

  4. Construcción de muros de contención: Se colocan piedras, madera o materiales naturales para sostener la tierra.

  5. Nivelación y relleno: Se rellena la terraza con tierra fértil y se deja lista para cultivar.

Dependiendo del lugar, los materiales y las técnicas pueden variar. En zonas rurales tradicionales, los muros suelen ser de piedra seca (sin cemento), mientras que en otros lugares se usan sacos de tierra, bloques o incluso neumáticos reciclados.


¿Dónde se ha practicado históricamente el abancalamiento?

El abancalamiento no es exclusivo de una región. De hecho, es una práctica agrícola que ha aparecido en muchas culturas de forma independiente:

  • En Perú, los antiguos incas construyeron impresionantes terrazas agrícolas en los Andes, como las de Machu Picchu.

  • En China, los arrozales en terrazas son un ejemplo icónico de abancalamiento.

  • En el Mediterráneo, especialmente en España, Italia o Grecia, los bancales han permitido cultivar olivos, viñas y almendros en terrenos escarpados.

  • En Etiopía, el abancalamiento es clave para frenar la erosión y mejorar la seguridad alimentaria.

Estos ejemplos demuestran que el abancalamiento ha sido, y sigue siendo, una herramienta esencial para adaptar la agricultura al paisaje.


Ventajas del abancalamiento

El abancalamiento ofrece múltiples beneficios, tanto para los agricultores como para el medio ambiente. Aquí destacamos los más importantes:

  • Evita la erosión del suelo: los bancales retienen la tierra, incluso en fuertes lluvias.

  • Mejora la retención de agua: al nivelar la superficie, el agua se infiltra mejor en el terreno.

  • Aumenta la superficie útil para cultivo: permite cultivar en zonas donde sería imposible de otra forma.

  • Facilita el trabajo humano: los agricultores pueden caminar, sembrar y cosechar de forma más cómoda y segura.

  • Aporta estabilidad al paisaje: los muros y terrazas ayudan a prevenir desprendimientos.

Además, desde un punto de vista estético, el abancalamiento embellece el entorno, creando paisajes rurales escalonados muy valorados en turismo y conservación.


¿Tiene desventajas el abancalamiento?

Aunque sus beneficios son muchos, el abancalamiento también tiene algunas limitaciones:

  • Requiere una inversión inicial de tiempo y esfuerzo para construir los bancales.

  • Necesita mantenimiento periódico para evitar que los muros se deterioren o se desmoronen.

  • Puede modificar el ecosistema local si no se realiza de forma cuidadosa.

Por eso, es importante realizar el abancalamiento con criterios técnicos o asesoramiento experto, especialmente en proyectos de gran escala o en zonas con riesgos de deslizamientos.


Abancalamiento y sostenibilidad

En la actualidad, el abancalamiento se considera una práctica alineada con la agricultura sostenible. Muchas organizaciones ecológicas y de desarrollo rural promueven el uso de bancales para luchar contra la desertificación, proteger los suelos y mejorar la seguridad alimentaria en comunidades vulnerables.

Además, al reducir la erosión y optimizar el uso del agua, el abancalamiento contribuye al cuidado del medio ambiente y al aprovechamiento responsable del terreno.


Conclusión

El abancalamiento es una técnica tradicional con un presente muy actual. Sirve para transformar pendientes en zonas fértiles y estables, protegiendo el suelo y facilitando el cultivo. Aunque requiere esfuerzo, su impacto positivo sobre el medioambiente y la producción agrícola lo convierten en una herramienta valiosa para cualquier agricultor, paisajista o amante de la tierra.

Ya sea en una pequeña huerta en la ladera de una colina o en los andenes milenarios de los Andes, el abancalamiento sigue demostrando que la adaptación al terreno es una de las claves de la agricultura inteligente y sostenible.