El fútbol, el juego inventado hace ya más de un siglo en Inglaterra, el juego que ha acaparado la atención de millones de personas, el juego que mueve masas en todo el mundo, el juego que está lleno de emociones y sentimientos, el juego, que hoy en día está siendo transformado en un simple negocio.
La mayoría de las instituciones futbolísticas, los jugadores y los técnicos, en estas fechas solo se están manejando y moviendo por una razón: el dinero, y sí, por supuesto que es entendible que tanto instituciones como jugadores y técnicos busquen su estabilidad y su mejoría económica, lo que no es comprensible, ni aceptable es cambiar todo lo que rodea el fútbol, es decir, emoción, sentimiento, pasión, y un sinfín de adjetivos que pueden describir lo que significa el fútbol para aquellos que todavía lo sienten y que no lo ven como un empleo más o una fuente de poder.
Son ya muchas las situaciones o los casos que muestran claramente como el dinero ha podido con lo que representa el fútbol, desde instituciones que han sido comprados por jecques árabes para generar más plata, hasta jugadores y técnicos que han preferido irse a jugar y entrenar en equipos de muy poca valía, por el poder económico, dejando de lado oportunidades de crecer grandemente en el ámbito futbolístico.
Los jugadores en gran manera han perdido el hambre de convertirse en la estrella mundial que soñaban desde chiquilines, cambiando esas ideas por algo material (y necesario) como lo es el dinero.
Por supuesto, hay muchos que se han inclinado por este deporte ya que tiene un auge casi incomparable y en medida, tiene amplio margen para obtener beneficios económicos de él, por eso, más que practicar fútbol por pasión lo hacen por profesión, y la profesión conlleva a una búsqueda de réditos monetarios en vez de la pasión por el deporte rey, que en ocasiones muy especiales hace excepciones grandes de este tipo de casos.
La balanza la tiran hacia un lado o hacia el otro dependiendo de los objetivos y metas que se plantee la persona.
La decisión está a la mano de cualquiera, ¿fútbol o negocio?